Producto tradicional que ha servido como fuente de energía a miles de generaciones, la galleta ya no se reduce a la típica de forma redonda y dorada, sino que podemos encontrar aromas, sabores y texturas para todos los gustos.
Su función principal la desempeña en las horas del desayuno y la merienda y, sobre todo, en las dietas de los más pequeños, donde los chocolates, frutas y frutos secos ayudan a enriquecerla. Pero, actualmente, su papel en la gastronomía se ha diversificado, ya que, por ejemplo, la encontramos en salsas, tartas o postres tan deliciosos como el tiramisú.
¿Cuál es su origen?
En la Edad Media obtuvieron su nombre como tal y, durante el Renacimiento, ascendieron a las cortes europeas, aderezadas con sabores y aromas. Con el paso del tiempo, las galletas se fueron extendiendo y será a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX cuando comience en Europa su proceso de industrialización y la consecuente producción masiva.
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